El sábado fui a un café del centro. Escribí el desenlace de la historia de un verano- aún no le pongo título-. Llevaba semanas de no poder encontrar ese momento para rematarlo y me urgía ya sentarme a trabajar, porque da la sensación de que si no atiendes al momento esa necesidad de escribir, se te cierra la única puerta que da paso a toda esa masa preparada en el insconciente.
Ayer, Juan leyó el texto. Su crítica fue esta vez favorable -cuando le di a leer el comienzo, lo vapuleó. Eso me saqué por andar mostrando un texto no terminado-. Falta ahora corregir, pulir...Pero estoy contenta porque el cuento ya es.
No comments:
Post a Comment