Saturday, June 16, 2007




Otra tempestad. Metí a tiempo la ropa y desconecté todos los aparatos eléctricos. JC se quedó dormido -en estas dos madrugadas ha tenido fiebre-; Madame, por suerte- y aunque desquicie- como remolino, coloreaba con crayones las muñecas, iba al cuarto, al baño, a la cocina, se asustaba por los relámpagos y truenos y corría a sentarse a mi lado; con voz clarita y de tucita me hacía sin cesar preguntas, mientras yo borroneaba el comienzo de un texto.
Se fue la luz, cortaron el suministro de agua en esta parte de la colonia, qué más, sí, hay cuentas pendientes por pagar, pero la salud es lo primero. Juan llegó empapado. Cuenta que cerraron el distribuidor vial Araucarias - en estos días de lluvias intensas se ha inundado, siendo que apenas lo inaguraron el 11- y era un caos el tráfico. Una vez que la lluvia dio tregua, fui a comprar medicina, pan y pilas. Algunas calles de la Revolución que supuestamente habían quedado arregladas no se salvaron de inundarse. Es muy cierto que tras la tempestad viene la calma, bueno, casi siempre. Y como hormiguita sale uno del nido y mira el cielo con recelo.
Las pilas no hicieron falta: la luz había regresado. Y mientras JC parece recuperarse, el papá comienza a quejarse de dolor de cuerpo; se ha tomado ya un par de aspirinas. Esperemos que este domingo amanezcan bien; no es por nada, pero se merecen el día.

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Tomado de: La Jornada, 24 de septiembre de 2024. https://www.jornada.com.mx/2024/09/24/opinion/015a2pol   Ayotzinapa: 10 años sin verdad y ...