Nada más preciso un punto muy importante en esto de vida y escritura, que cuando otros ejercen acciones en contra de uno- y hay tantas formas; la más clásica es de aquel que arroja la piedra y esconde la mano o aquella de ejecutar órdenes escudándose detrás de otro cobarde- no es que corten la inspiración de uno, al contrario, la avivan; quizá en lo que se tome uno el tiempo sea en contrarrestar ese tipo de acciones, porque toda agresión no merece pasividad a menos que se tenga piel de cordero. En tal sentido ese tiempo desviado para defenderse no lo considero una pérdida de tiempo. Y en cuanto al llamado, tarde o temprano uno acude a él.
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