“Encontraron 47 medicamentos ya conocidos que pueden
combatir el Covid-19
“En lugar de pensar en fármacos de diseño nuevo, un
grupo de científicos de la Universidad de California en San Francisco buscó
entre las 2.000 drogas ya aprobadas para humanos algunas que pudieran tratar o
indicar un camino terapéutico para el COVID-19
7 de Junio de 2020
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“A partir de un mapa de las
proteínas del SARS-CoV-2 que se unen a las humanas, los científicos revisaron
la lista de 2.000 drogas aprobadas por la FDA en busca de opciones.
Un mapa del coronavirus: eso era lo que podía ayudar
a encontrar los puntos débiles por los cuales atacar al nuevo
patógeno. “Cuanto más sepamos de qué modo se une, invade y secuestra
las células humanas, más efectiva
va a ser la búsqueda de drogas para
combatirlo”, estimaron Nevan Krogan, director del Instituto de Biociencia
Cuantitativa del Instituto Gladstone y sus colegas de la
Universidad de California en San Francisco (UCSF).
“El mapa muestra todas las proteínas de coronavirus y todas
las proteínas del cuerpo humano que se encontró que podrían
interactuar con ellas”, explicó en The Conversation. “En
teoría, cualquier intersección entre proteínas virales y proteínas humanas en
ese mapa es un lugar donde una droga podría combatir al SARS-CoV-2.
Pero en lugar de tratar de desarrollar drogas nuevas", se distinguieron
los investigadores, “miramos hacia las más de 2.000 sustancias únicas ya
aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)".
En algún lugar de un catálogo tan amplio,
especularon, “podría haber unas pocas drogas o componentes que interactúan con
las mismas proteínas humanas que el coronavirus”, contó Krogan. “Y
tuvimos razón”.
Parte del complejo mapa que trazó el equipo multidisciplinario de la UCSF.
(Krogan Lab)
El equipo multidisciplinario de UCSF identificó
69 drogas y componentes con potencial para tratar el COVID-19. A medida que lo hacía, enviaba
muestras de esas sustancias al Instituto Pasteur, en Paris, y a la Escuela de
Medicina Icahn de Mount Sinai, en Nueva York, para someterlos a pruebas.
Hasta el momento, 47 mostraron “fuertes pautas para el tratamiento” y
se identificaron “dos mecanismos separados” sobre el modo en que
interceptarían al SARS-CoV-2, según sintetizaron en un primer estudio.
En principio, esas pautas y mecanismos derivados del
cruce entre el mapa del coronavirus y el catálogo de la FDA no señalaban más
que interacciones potenciales: “No sabíamos si las drogas que
identificamos harían que una persona fuera más resistente al virus o
más susceptible, si harían algo o nada”. Para eso hacía falta probarlas en
muestras vivas del causante del COVID-19 y en células,
que se tomaron del mono verde porque reaccionan de manera muy similar
a las humanas.
“Luego de infectar estas células de mono con el virus
vivo, nuestros colegas de París y Nueva York agregaron las drogas que
identificamos a la mitad de ellas, y mantuvieron la otra mitad como controles”,
detalló el microbiólogo en su artículo. “Luego midieron la cantidad de
virus en las muestras y la cantidad de células que seguían vivas. Si las
muestras tenían un contenido menor de virus y mayor de células vivas que el
grupo de control, eso sugería que interferían con la multiplicación
viral”.
Nevan Krogan, director del Instituto de Biociencia Cuantitativa de UCSF
encabezó el estudio. (Instituto Gladstone)
Los ensayos incluyeron algunas de las combinaciones
posibles y dieron toda clase de resultados: “Algunas drogas servían
para combatir el coronavirus, mientras que otras hacían que las células
resultaran más susceptibles a la infección”. Pero, en general, las
conclusiones más reveladoras fueron dos, destacó Krogan: “Encontramos drogas
individuales que parecen prometedoras para combatir el coronavirus (o
que pueden hacer que las personas sean más susceptibles a él)" y “sabemos,
a nivel celular, por qué sucede eso”.
Los investigadores de UCSF identificaron
principalmente dos grupos de sustancias que afectan al virus de dos maneras
diferentes, una de las cuales no había sido descripta antes.
El primer grupo interrumpe la traducción del
mensaje del ARN, que es uno de los pasos finales que da el coronavirus
para multiplicarse. Cuando ingresa a una célula, el SARS-CoV-2 se apropia
de los mecanismos naturales de ella para hacer copias de sí mismo. Primero
se replica, luego transcribe las instrucciones para
hacer eso numerosas veces gracias a la capacidad propia de la célula y por
último traduce ese mensaje: en ese punto las proteínas hacen nuevas
copias que pasan a infectar a otras células. Y el proceso vuelve a
comenzar.
Algunas de
las medicaciones identificadas están aprobadas y otras en ensayos clínicos.
(Krogan Lab)
“Al revisar el mapa, notamos que varias proteínas virales
interactuaban con proteínas humanas involucradas en la traducción y una
cantidad de drogas interactuaban con estas proteínas. Después de
probarlos, encontramos dos compuestos que interrumpen la traducción del
virus”, anunció el experto.
Actualmente se los emplea para tratar el mieloma
múltiple: son la ternatina-4 y la zotatifina. “Parecen combatir el COVID-19
al unirse a las proteínas que la célula necesita para traducirse, e
inhibirlas”.
Actualmente está en estudio una molécula
similar a la ternatina-4, el medicamento Aplidin, un antitumoral de origen
español cuyo principio activo es la plitidespina. Según dijo Luis Mora,
director de la empresa que lo produce, PharmaMar, sus efectos
contra el COVID-19 podrían ser “mil veces superiores a los que consigue
el remdesivir”, el antiviral de Gilead aprobado por
la FDA.
Uno de los grupos de drogas interrumpe la traducción del mensaje del
genético del coronavirus a la célula para su reproducción. (NIAID Integrated
Research Facility (IRF)/Handout via REUTERS)
En cambio, la zotatifina apunta a
otra proteína. El equipo de investigación de UCSF trabaja actualmente con el
laboratorio que la produce, eFFECTOR Therapeutics, para comenzar
cuanto antes los ensayos clínicos. Según explicó el director
ejecutivo de la firma, Steve Worland, a diferencia de los otros antivirales
esta molécula, originalmente creada contra el cáncer, no apunta al
virus sino que actúa sobre las células que el SARS-CoV-2 secuestra.
“El segundo grupo de drogas que
identificamos funciona de manera completamente diferente”, siguió Krogan. Opera
sobre los receptores sigma, una proteína presente en muchos tejidos del
cuerpo humano, con gran concentración en el sistema nervioso, por
el cual se la asocia a conductas adictivas, trastornos de personalidad
y depresión, pero también se lo ha identificado en la función
cardiovascular y el cáncer.
Los receptores celulares, que se encuentran tanto en
el interior como en la superficie de las células, “actúan como interruptores
especializados”, comparó el investigador: “Cuando una molécula específica
se une a un receptor específico, le indica así a la célula que haga una
tarea específica. Con frecuencia los virus utilizan receptores para
infectar las células”.
Una de las moléculas identificadas, la ternatina-4, es similar al
medicamento Aplidin, de PharmaMar, que ya se estudia porque podría tener
efectos contra el COVID-19 más importantes que el remdesivir. (EFE/Kiko Huesca)
El mapa original había mostrado que dos
receptores importantes en los tratamientos farmacológicos, SigmaR1 y SigmaR2,
podían participar en el combate contra el COVID-19. “Las pruebas confirmaron
nuestras sospechas”, siguió Krogan.
En los laboratorios se identificaron siete
drogas o moléculas que interactúan con esos receptores: “Dos
antipsicóticos, el haloperidol y la melperona, que se utilizan para
tratar la esquizofrenia, mostraron actividad antiviral contra el
SARS-CoV-2. Dos potentes antihistamínicos, la clemastina (o meclastina)
y la cloperastina, también mostraron actividad antiviral, al igual que
el compuesto PB28 (un derivado de la piperazina) y la hormona
femenina progesterona”.
Aunque no se conoce exactamente el mecanismo que
emplea el coronavirus, se cree que sus proteínas manipulan estos
interruptores para ayudar a producir copias de sí mismo. Por lo
tanto, reducir la actividad de estos receptores probablemente
limitaría la multiplicación del microorganismo.
Un elemento capital de esta investigación es que identifica vías de ataque
que también están en otros coronavirus, y podrían servir para versiones futuras
de este u otros patógenos. (NIAID-RML/Handout via REUTERS)
Del mismo modo que con el grupo anterior, en este
conjunto de medicamentos también se encontró uno que tiene el efecto
contrario y ayuda a la infección de COVID-19: el dextrometorfano, un
ingrediente que se suele encontrar en las medicaciones para suprimir la
tos.
“Todos estos hallazgos, aunque son interesantes, se
deben someter a ensayos clínicos”, subrayó varias veces el artículo. Son
teóricos: no son indicaciones para tomar, o dejar de tomar, cualquiera de esos
medicamentos en respuesta al COVID-19. “Ni las personas, ni los
políticos, ni los medios de comunicación deben entrar en pánico y sacar
conclusiones”, enfatizó Krogan.
El trabajo —o, más bien, la idea original y
luego la investigación— de UCSF podría tener usos más allá del COVID-19:
“Estas mismas proteínas que el SARS-CoV-2 utiliza para infectar y replicarse en
las células humanas y que son el objetivo de estos medicamentos también son
secuestradas por los coronavirus relacionados SARS-1 y MERS”. Los
científicos no miran hacia el pasado al subrayar ese denominador común, al
contrario: “Si cualquiera de estas drogas funciona, es probable que sea
eficaz contra un COVID-22, COVID-24 o cualquier versión futura que
pueda surgir”. "
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