Cala hondo lo que está sucediendo. Vuelven a hacer lo mismo: juego sucio. Una maquinación perversa. Los poderes de facto obrando a su máxima capacidad. Duele y da coraje que no respeten la voluntad popular. Duele y da coraje que compren los votos, la conciencia, la dignidad de la gente, y que para ello pacten con los medios de comunicación, con la mafia, y con el diablo si es posible con tal de llegar al poder. En el 2000 vi desde fuera la celebración de la llegada del PAN a la presidencia, no me gustaba Fox- ni ahora-, pero sabía que era la oportunidad para la democracia, y ese resquicio de libertad ya era en sí mismo un motivo de contento. Luego el desencanto por el arrebato del 2006, y los cacicazgos de los gobiernos estatales, ¿y ahora esto?, pero sé que esto es muy distinto, es algo entre dolor y temor ante la inminente pérdida de libertades ganadas a pulso, no concibo el regreso del PRI, me aterra lo que significa eso, una avalancha de simulación: la simulación de democracia, la simulación de honestidad, la simulación de acceso libre a la información, la simulación de que las leyes se aplican, la simulación de que no se pacta con el narco, la simulación de que se van a respetar las garantías individuales, la simulación de que hay separación entre los tres poderes cuando se aferran a una unidad que significa perder libertad. Uno como ciudadano ya ha lidiado con eso, tratar de romper barreras es un desgaste de energías, hay que tener memoria, conciencia histórica, y que vivan dicho sistema nuestros hijos, definitivamente no lo concibo, ya no estamos en el siglo XX. A pesar de que Josefina nunca fue de mi agrado-hay que ver como se empleó a fondo en el 2006-, ayer cuando pronunció su discurso me llegó esa profunda tristeza en su mirada, y odié como nunca esa sonrisa de Calderón al felicitar a EPN -me pregunto cuándo van a amarrar a los presidentes para que no salgan a pronunciarse- pero como dice la canción, esto no se acaba hasta que se acaba. Hay que esperar al miércoles.
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