Hay mucho qué registrar y ando corta en tiempo para hacerlo. Pero me gustaría señalar por qué no escribí sobre cuestiones electorales. Desde lo de Obrador quedé muy decepcionada. Es asombroso cómo un puñado de gentes pueden manipular el destino de un país. Y no repito lo que él dice, ni soy una fan suya. Me duelen tantas cosas de mi país. Recuerdo bien esa noche en que ganó Fox las elecciones. Yo no voté por él, y escuché de lejos el festejo por la Avenida Ávila Camacho; en el fondo sólo celebré un cambio de gobierno, el cual es saludable, aunque a veces cuestionable, sobre todo cuando un asno cínico está al frente. En Tampico, recuerdo cuando ganó por primera vez el PAN, y estuvo bien, tolerable, iba al Ayuntamiento y todo se volvió blanco y azul, algunas cosas se volvieron light con la gente que pusieron al frente, sin ninguna sensibilidad social. A este Estado de Veracruz ya le viene bien un cambio, pero hay tanta resistencia. Lo malo después de las elecciones, es cuando los que gobiernan se creen dueños de las voluntades de sus "gobernados" y hablan en nombre de ellos, como si Veracruz fuese suyo, y tratan a los ciudadanos que opinan y se atreven a hacer una crítica, como un estorbo ya. Pase lo que pase, ante todo debe existir un respeto al ciudadano por emitir su voto, lo que debiese ser la más libre manifestación de su voluntad política.
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