Miércoles 8 de Junio de 1994. Tampico.
Calor, calor, y más calor, está arruinando cosechas, causando enfermedades y entorpeciendo actividades; bueno, ese es el trabajo arduo y caluroso del sol. Desperté con la voz de Tere. Fui a hacer el mandado y le traje agua de horchata a ella, quien escurría de sudor sobre la batea. Tere está sola con Pelusa; Jorge trabaja en Poza Rica. Tere tiene bien consentida a su perra. Parece una persona este animalito, el cual tiene un juguete preferido: su tortuga. Tere la avienta y Pelusa se la trae y así juega. Por las mañanas, cuenta Tere, Pelusa los despierta temprano, ladrándoles cerca de la cama, si no, cerca del oído. Pelusa no se hace adentro, come sobre una servilleta, le gusta la carne buena, no semidescompuesta, le gusta que la bañen y peinen, que la lleven al doctor. Es todo una personita la pelusa.
Recorté unos periódicos. Fui a ver a Cristina por lo de un trabajo suyo a máquina. Estaba trabajando en la papelería "Gaby"; se toma un "Niños Héroes".
En la tarde, leí algo sobre astronomía y me quedé dormida. Vino Cristina. Fuimos a la laguna, yo le había dicho a Cristina que Juan y yo habíamos quedado en vernos ahí a las cinco. La mera verdad ni me acordaba a qué horas quedamos de vernos, creo que a las cinco. Platicamos de ella, Dolores y la ventana por donde un día antes vieron las luces del Infonavit; de Rafael, un amigo suyo, la escuela, y sus problemas, hasta que llegó Juan, mejor dicho ya estaba ahí, y me buscaba. Cristina fue a buscar a su tío. El parque estaba concurrido, las mesas ocupadas, los juegos en marcha y una voz de mujer diciendo que ya no habría más viajes en tren. Juan me dijo que había escrito la canción que promovían en la radio y me la cantó. Luego me enseñó un papel. Nos pusimos serios y él dijo, casi, que era una broma, que él lo tomaba así y que no dijera nada a nadie. Acordamos eso. Íbamos a ir con Roberto a la cafetería el Caramelo, pero nos embrujó el lugar y nos quedamos. El olor de la laguna era un poco pestilente; oleadas solamente. Antes de que se construyera el proyecto, era una constante pestilencia, uno tenía que aguantar la respiración al pasar por el boulevard.
Este pasado fin de semana terminé el cuento sobre el ojo, todavía no lo titulo. Fui al taller de Gloria Gómez con Juan...
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