Estamos mal, muy mal en México. Lo de Gutiérrez Vivo, Aristegui, Guevara, Cacho, son indicadores de que en México la libertad de expresión es mero formulismo, de que el cínico autoritarismo aplasta las voces que se alzan en contra de la corrupción, del ultraje, de la impunidad. Tanta descomposición social es la cosecha que nos merecemos. Aquí no es válido decir que se ignoraba hacia dónde nos dirigíamos . Por decir un ejemplo, cuando se firmó lo del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, se establecieron de antemano las condiciones, se sabía que un día las puertas se abrirían a todo lo que dan, y apenas de este lado se está reaccionando-tibiamente- ante la inequidad de condiciones; y qué dijo categóricamente el Secretario de Agricultura: "No se renegociará el Tratado de Libre Comercio".¡Oh,por favor!, qué tema tan inoportuno en este momento ante las elecciones en Estados Unidos. No hay que molestar.
Es decepcionante todo esto, y sin embargo, no cabe duda de que esas voces que muchos quieren silenciar,ignorar o vilipendiar, seguirán abriéndose paso entre el ruido,entre la paja informativa, entre el mundo de imágenes, en busca de acceder su información no sólo a nuestra memoria de largo plazo-pues ambicionan ir más allá-, sino a ese taller donde día a día se forja lo que hoy los cínicos ridiculizan como mero obstáculo de "tontos e ingenuos": la conciencia.