Esta vez el encuentro de escritores,“Literaturas: Poesía, ensayo y narrativas recientes”, organizado por Rafael Toriz, se desarrolló los días 30 y 31 de marzo en el Auditorio de la Galería de Arte Contemporáneo. Me perdí la conferencia de Jair Cortés y la lectura de Victor Hugo Vázquez Rentería. Esto en el Salón Azul de la Facultad de Humanidades, el viernes al mediodía.

Por la noche – tras una ligera lluvia-, Brenda Ríos, Noé Morales y Rafael Toriz presentaron el libro de Sigifredo E. Marín, titulado “Imágenes de la imaginación”. Libro de ensayos que iré leyendo poco a poco. Luego, una interesante lectura de poesía de Jair Cortés y Alvaro Solís.

El sábado por la tarde se presentó la novela “Fisuras en el continente literario” de Federico Vite, por Daniela Bojórquez y Jorge Vázquez. Lindo gesto el regalo de esta novela, estoy en deuda con usted. No me lo esperaba, y menos compartir unas palabras con el autor. Un caso extraño el de este libro. La edición fue acaparada por alguien y para saber quién o quiénes están detrás de todo esta historia.

Intermedio. Aproveché para tomarme un café bien cargado en el Dauzón y tras volver a la Galería ya se escuchaba al grupo “Los aguas aguas”. Un joven que escribe poesía y yo comentamos lo bien que tocaban esos chicos y nos preguntábamos de dónde habían salido; no cabe duda que las brechas generacionales nos reparan este tipo de gratas sorpresas. Y bueno, Noé, una disculpa por ese modo de presentarme. Corroboré tu generosidad. Me hiciste recordar el tiempo allá en Tampico en que seguía como perrito faldero a mi hermana en sus ensayos, y Cuco, Caín, Gloria, Arturo…

Presentar un libro de poesía, dijo Ramón Rodríguez, siempre será buena noticia. “Preludio hacia ninguna parte” fue el libro de las buenas nuevas; su autor: J. A. Sánchez.

El cierre del encuentro se dio con la lectura de poemas de Ramón Rodríguez y Malva Flores.

En particular, disfruté el escuchar los poemas de Jair Cortés, la madura y poderosa voz de Malva Flores- soy mala para citar versos-, y claro, la lectura de poemas de Ramón Rodríguez, el solo verlo manipular su libro en busca de un poema no encontrado, mientras agradece la gran paciencia de los asistentes-afuera una comparsa baila salsa en la calle invitando a la gente a la próxima feria de la vida-me pareció entrañable. Me quedo con ese poema largo que leyó sobre el domingo, el atravesar el parque lleno de niños, esa imagen de las horas como guijarros al fondo de un estanque, la disonancia en la pareja…