Saturday, December 23, 2006

SABADO, 16 DE DICIEMBRE, 2006.

Llegada a la Tapo. Ando toda somnolienta. Compro un café y me pongo a escribir esto en una mesita. Esperaré a que sean las seis. Pienso en cómo se ha ido ordenando en estos días la vida política, en cómo todo eso trasciende en el plano práctico y al mismo tiempo vale un cacahuate para un ciudadano común que trata de salir adelante. Pienso en lo frágiles que somos tras el ir despojándonos de todos esos candados que llevamos puestos; desnudos nuestros pies tocan tierra: somos animales terrenales. Las formas se imponen, pero basta un terremoto físico o emocional para sacudirnos y fragmentar nuestros cimientos.
Miro el reloj, veo borroso, no traje los lentes, me parece que son diez para las cinco. Vengo de entrada por salida, cómo me gustaría quedarme y disfrutar una velada o platicar con mis tías, pero los traslados son maratónicos.
A las cinco y media me dirijo hacia el andén del metro San Lázaro. Nos agolpamos alrededor de la entrada. Escucho una plática de unos muchachos; hablan de la toma de decisiones en la vida, están en la facultad de filosofía. Abren, compro boletos. Subo al metro con dirección Observatorio, bajo en Pino Suárez y salgo a caminar. La mañana está fría pero no helada. Un trío trasnochado, pide en una esquina unos atoles. Pido indicaciones a una pareja de policías, y camino hacia Bellas Artes. Una mujer entra a un café, y me asomo a ver tras el cristal. Entro también y sigo escribiendo mientras desayuno unos huevos a la mexicana. Unos jóvenes a mi lado, hablan sobre proyecciones de ventas. Pago. Afuera, el albor cobra presencia al final de las avenidas. Cruzo Bellas Artes, la 5 de Mayo. Los comerciantes ambulantes empiezan a colocar sus puestos a espaldas del Palacio Nacional; los establecidos apenas están abriendo. Dejo esto.
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En una librería de viejo de la calle Donceles:
-¿Cómo ha de ser vivir en provincia?-pregunta una joven que despacha, a sus otros compañeros, en tanto mira con tedio a los transeúntes.
-Pues mira, un día allá se te haría larguísimo en comparación con uno de acá; es relativo: el tiempo aquí se te vuelve espuma. No rinde.- dice la otra chica, quien destapa su lonchera- El tiempo allá transcurre tan lento, tan lento que...No, es horrendo, horrendo.
-¿Tú has vivido también en provincia, no?-pregunta la joven al muchacho, que está sonriendo por la expresión de la otra, como si su lonchera contuviese mierda. Él sólo atina a decir:
-Sí, es verdad lo que dice ella. Y se cruza en un dos por tres la ciudad, como si de atravesar un cuarto se tratase.

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 Video tomado del canal de Youtube Rocha Informa: https://www.youtube.com/watch?v=-7gfqQK23nM En la última parte de este video, Pedro Septié...