Sábado por la noche.
Por qué anulo toda posibilidad de llevar las cosas en paz. Será porque veo grietas por todas partes y no puedo ser indiferente. Es la impotencia, además, de ver cómo mi voluntad es amenazada por algo . Hay quienes son prudentes, y prefieren no ver, no hablar de ello, aunque salte a la vista; aunque se pudra por dentro.
Y sin embargo, hay un momento, en que desgastada, cedo y me sumerjo en ese río de cotidianeidad que es el día a día. Simple armisticio.
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