Cumplo 50 años. Y cuando escribo esto me maravilla ver esta cifra, porque recuerdo que en la primaria, una madre (estoy como la Trevi; a mí me dieron puras madres) nos encargó en el salón, como ejercicio, dibujar qué nos gustaría ser de grandes, y en una hoja del cuaderno dibujé un cartero en bicicleta, y me puse como tope a los 50. Con los años, siempre me dije, agrégale más a la cifra, pero de niña me parecía tan distante esa edad (escucho que hay una fiesta cerca de la casa, y en este momento sobresale la voz de un papá cantar el "dale, dale,dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino"; ha de estar sujetando la rienda de la piñata, como en su momento mi papá lo hiciera en nuestras fiestas infantiles, y nosotros a los hijos (as) y sobrinas (os). Hace un rato, nos sincronizamos en las llamadas mi mamá y yo, ella me felicitó y sé que es un privilegio escuchar su voz;la amo. Y por igual, recibí un ramo de rosas y claveles de Adry y JC; los amo.

Agradezco llegar al quinto piso, desde aquí se pueden ver bien los descalabros de todo tipo (recuerdo que a los 6 años, una tarde en que jugaba con los chamacos, subí a la rampa del lavadero de mi tío Aurelio,  y caí de espaldas. En el suelo, sólo abrí los ojos y vi el cielo, no me moví durante un buen rato, mirando a las nubes y pájaros; nadie me vio caer, me levanté y no le dije nada a mi mamá ), toda la geografía, los rostros de parientes y conocidos...No quiero extenderme, baste con decir que me gusta este presente lleno de desafíos, espero estar bien de salud y afinar algunas cosas, como diría el personaje de Tom Hanks, en Tienes un Email.