No hay día en que no suceda en este país algo cruento, espeluznante,en el norte, sur, este, oeste, en todas partes ya. Y encima ese humor contagioso de Salinas a toda la clase política gobernante, que ni nos ven ni nos oyen, y es que para donde se vea todo está enredado, coludido, enhebrado, maniatado, y puedo seguir con esos calificativos en pasado participio más subidos de tono, porque la situación cada vez está peor y no se sabe cuándo tocaremos fondo, Cuco Sánchez al menos lo sabía.

Soy de una generación que creció ya con la palabra crisis en boca de todos, y de crisis en crisis hemos tratado de salir adelante, pero los clanes han dinamitado todos los órdenes, pensando sólo en su bienestar, y si pienso en ello, son los que están detrás de ese proyecto de Ley de Seguridad Interior, aprobada en este cierre de noviembre por la Cámara de Diputados, pues para qué militarizar el país, no es para nuestra seguridad, es para proteger sus intereses, porque esto de un momento a otro va a explotar, y cómo contener al pueblo, a puro fuego y desapariciones, y en donde existe ambigüedad sobre los límites del poder impera la licencia e impunidad. Vienen las elecciones y es urgente para ellos instrumentar algo que contenga a la gente que clama justicia, seguridad, y seguir revolcando a la democracia en su chiquero en aras de mantenerse en el poder valiéndose de todo. Por lo pronto, en manos del senado está que esa ley no se apruebe, ante la recomendación de la ONU, de activistas y del reclamo social; si no, como dijo Cuco, que nos lleve el diablo.