Aire de Todos Santos. Pero es un aire que se mezcla con toda la podredumbre. Hace unas semanas un compañero que pareciera vivir ajeno a todo aquello que no sucede en su círculo vital -ojalá me equivoque, pues ante todo es un buen hombre-, me comentó que el aire viene mezclado, que al caminar uno va respirando cosas malas y buenas, que igual uno desprende buenas y malas vibras para los otros. Quisiera que el aire trajese y llevase esperanza.
El gobierno se aprovecha de que hay gente que no reacciona ante lo que está pasando en este país sino hasta que tiene una bala metida en el cerebro, cuando ya es demasiado tarde; quiere darnos atole con el dedo, quiere decirnos que todo está bien, como aquí en Veracruz - a escasos días de que empiecen los Juegos Centroamericanos-, como en los demás Estados, y eso no es cierto. Y por más que haya personas valientes que les digan la verdad en su cara, ya todo está tan maleado, tan podrido, que no se inmutan, arrojan en cambio algún distractor, dilatan el asunto en cuestión, buscan culpables por debajo de las piedras. Mañana y pasado nos mezclaremos con nuestros muertos. Lo más triste sería que nos encuentren como muertos en vida, sin luz ni esperanza, por más flores, velas y manteles de colores que pongamos en nuestro altar. Ojalá estos aires de Todos Santos traigan esperanza.
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