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| foto de Ritter Walder |
Soy lo que se diría una fumadora ocasional, ¿cuándo me fumé el último cigarrillo?, ni idea. Los cigarros de la única cajetilla que he comprado- de eso, hace más de una década-tristemente se enmohecieron; no se me antojaron. Sólo sé que ayer por la tarde me entraron unas ganas inmensas de fumar, y en el centro, luego de preguntar por la salud de un amigo en La Naval, tenía que hacer tiempo para ir a un mandado y compré un cigarro en el estanquillo que está junto a la cafetería Bola de Oro. Me dirigí al Andrade, en donde me gusta escribir. Pregunté si había área de fumadores, y tras recibir un rotundo no me fui al café que está por Correos, pero no había luz en el jardín, así que tenté el cigarro en mi bolsillo mientras caminaba por el Parque de los Berros, y me invadió una nostalgia de esos años en que después de jugar partidos, las de Grey Ankara solíamos hablar de lo sucedido en cancha, y cuando lo hacíamos afuera del gimnasio algunas se acompañaban del cigarro, creo que me fumé sólo uno con ellas, precisamente en la tiendita de la esquina, frente a los Berros. Recuerdo a Lupe, una amiga de la Anáhuac, Ver., ella sí que era una fumadora empedernida, nos conocimos en la liga de voli de Tampico, allá por los ochentas, éramos contrincantes, pero otras cosas nos unieron, y de todo eso, me acuerdo de aquella vez que platicamos sentadas en una lomita, mirando al frente la Laguna del Carpintero; era una chica admirable en todos los sentidos, para su edad tenía una gran experiencia de vida, y me gustaba escucharla, sí, mientras ella fumaba un cigarrito, ¿me invitó uno?, ¡claro que sí!, y lo acepté, ¡mais oui!, a veces se está en comunión con alguien de formas tan distintas, y ésa es una de ellas, aunque nada saludable, lo admito, aun sin dar el toque, por eso para frenar cualquier posible adicción sólo tengo que visualizar mis pulmones. No hay excusas y menos para los padres, cuando mi mamá me descubrió un día fumando con los parientes en el taller, de inmediato me persiguió con escoba en mano, y yo le decía entre risas, que cuál era el problema si ya rondaba los treinta y los chicos tenían también uno en mano, y ella me dijo que el problema era que yo era su hija. Me acuerdo también de Y., y todas esas pláticas que sostuvimos con cigarros y cafés, en el café del Callejón del Diamante. Café y cigarros, sí, por lo regular si fumo un cigarro me gusta acompañarlo con un café, todo un trío, por algo me gusta la película de Jim Jarmusch, y bueno, para todos hay gustos, en El diario de Bridget Jones, la protagonista habla de cigarros y sexo, a otros les gusta caminar y fumar, beber y fumar, escribir y fumar, sentarse en la taza del baño y fumar... En fin,
caminé rumbo al gimnasio C, y en el estadio de junto había un partido de futbol, me asomé: un juego de niños, pero sus papás, en las gradas, echaban a perder el encanto con su sarta de majaderías, sólo tuve que escuchar lo que gritaba una mamá y mejor me di vuelta, en el gimnasio empezaban los partidos, pasé frente la cancha de futbol americano, donde los muchachos estaban en pleno entrenamiento, y en una esquina cuatro chicas ensayando su rutina de porras, el gimnasio Omega y luego enfilé por la Morelos…
caminé rumbo al gimnasio C, y en el estadio de junto había un partido de futbol, me asomé: un juego de niños, pero sus papás, en las gradas, echaban a perder el encanto con su sarta de majaderías, sólo tuve que escuchar lo que gritaba una mamá y mejor me di vuelta, en el gimnasio empezaban los partidos, pasé frente la cancha de futbol americano, donde los muchachos estaban en pleno entrenamiento, y en una esquina cuatro chicas ensayando su rutina de porras, el gimnasio Omega y luego enfilé por la Morelos…
El asunto es que ayer le di la vuelta al centro y los deseos de fumar se esfumaron. Pensé entonces en amigos y amigas a quienes me hubiese gustado llamar para que me acompañaran a fumar uno, ahora que era yo la del antojo, incluso me vi tentada en llamar a alguien, pero bueno, para qué andar molestando a la gente, el cigarro se quedó intacto en mi bolsillo, entré a un ciber y busqué una información. Al pagar, estuve bromeando con el chico del ciber, pues me dijo que había leído la página de Al calor político, y la nota de los veinticinco millones incautados por la PGR , dijo que venía hasta lo último y en breve para no hacer olas. Fui a mi mandado y del cigarro ni sus luces.


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