Thursday, November 04, 2010

Hace como dos semanas hablé por teléfono con mi mamá. Me contó algo. Mientras me cambiaba de casa, con los reclamos de Madame y JC por cambiarnos y los bolsillos sangrando, supe que tenìa una historia por escribir. Un joven, una encomienda, una casera que joroba y un àrbol. Con todo y los elementos añadidos, espero que estos dìas en que ponemos orden en el departamento, -el cual es más chico y no caben las cosas- me sirvan para madurar la idea y, en cuanto pueda, sentarme a escribirla.

2 comments:

Kamui said...

Estos son días de escribir... le comentaba a un amigo que hacía rato no escribía pues tenía mis sentidos como embotados, hasta que un momento de crisis reciente me despertó y me dí cuenta de que era nada más que el mismo miedo no reconocido con el que cada tampiqueño deambula como sonámbulo por su propia cuidad irreal...

Sandra A.Torres said...

Y trabajar aùn con tales sentimientos encontrados. En Tampico siempre habìa habido terrenos pantanosos, y tenìa uno que andar con cuidado de no caminar en determinadas àreas, pero que te provocara ¿un miedo sostenido?, eso es un material para trabajar ¿no?, da vèrtigo. Lo que son las cosas, Alfredo, en este momento, siento mis sentidos embotados, pero por tormentas internas, èsas son las que me frenan de jalòn.Còmo me desespera eso.Me siento como la bruja del cuento.
Hoy en mi trabajo estuve tratando de recordar lo del twitter.

  QEPD, Paul Auster. Que no falte luz en tu camino. Mil gracias, por nutrirnos con la lectura  de tu universo narrativo. Una gran voz y conc...