Tercera vez consecutiva que vamos a Carrizal en Domingo de Ramos. Me estresa el estar entre tanta gente, el calor, llegar a una hora en que ya no hay mesas ni sillas disponibles. Mientras los demás se encontraban en las albercas, mi mamá buscaba en la maleta su ropa para meterse en las aguas termales. Le dije que tuviera cuidado de no tocar la ortiga. Ella miró la planta y sonriendo, me dijo, cómo se ve que no has aprendido nada,mira bien, no es una ortiga,es una higuerilla. Y ante mi horror, agarró una hoja y la estrujó. ¿Ves?,me dijo, no pasa nada. No tiene espinas como la ortiga.Se parecen, eso es todo. Bien, ya aprendí algo, dije sedita y con cara de circunstancias. Mientras ella se dirigió al baño, opté mejor por buscar un rinconcito bajo el Orejón, puse la toalla sobre el césped y me tumbé ahí buen rato, mirando un puente colgante derruido y a la gente del otro lado del río.
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