Friday, November 20, 2009

Me quejaba que no tenía tiempo para mí. Lo he tenido. El jueves 5 por la noche tuve un accidente en la azotea. Subí por un mecate, de regreso y a contraluz me olvidé que había una columna de varillas salientes y con toda mi humanidad me fui contra ella. Producto de mi apuro y olvido, un esguince. Dos semanas con férula. Me duele aún mi tobillo; pero más lo que significa su fragilidad. La doctora me dijo que no usara tacón alto, si supiera que eso ni me preocupa sino la recuperación, pues me dicen que el tobillo no quedará ya igual, que las dolencias a futuro, que tras un esguince viene otro, etc.
Pero esto es parte del espectáculo. En ese aspecto han sido semanas inolvidables. Por cierto, en el pasillo del Seguro Social empecé a escribir un cuento de fantasmas, parte de una historia que me contó Nancy, va en marcha y es mi regalo. 38 años cumplo.
Me gusta mi edad. Tengo ya algunas canas y arruguitas, escucho el timbre de mi voz más grave, y cada día me voy pareciendo más a mi mamá, con la única salvedad de que yo nunca he podido controlar mi cabello. Espero trabajar y exprimir bien este año. Va por ellos, va por mí.

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