Wednesday, September 30, 2009

Qué diablos piensa Carlos Salinas al presentarse en público, y encima de eso endilgar, con su clásico tonito de sacerdote, todas esas peroratas de la crisis, cuando es al último a quien se le debe dar un micrófono para hablar de ello. Es un cínico que está cobrando facturas a lo lindo y está en los tejes y manejes. Como una ciudadana más que padeció su sexenio y secuelas, diré que se me revolvió el estómago de tan sólo escucharlo; pulula por ahí, por allá, como si nada hubiese pasado. Está claro que a los políticos en estos casos, no les importa sondear el enorme desagrado de los ciudadanos por x figura, si lo que en verdad les interesa son los resultados.

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