Sunday, April 05, 2009

Hace casi dos semanas, X me contó una historia. Sabe que me gusta escuchar historias y sabe también que escribo. Me ha contado muchas- tiene un buen repertorio- pero esta vez me contó una que de inmediato supe que tenía que escribir. Y se lo dije. Tratar de capturar el cuadro, de incorporar esos pequeños elementos que le den plasticidad, es mi objetivo. Uno de los personajes, por su total contraste con los otros, es el que más me atrajo. Su soledad, su retiro de lo sensual, de las cosas mundanas. Ese dolor que muerde en silencio. Claro, también un fuerte añadido es el café, el bendito café.
He dejado a un lado, por cuestiones económicas, mi afán de buscar editorial. No lo he dicho aquí, está por demás, pero en estos dos últimos años me he topado en el camino con tantos absurdos, y no al buscar ya la publicación de un libro, sino de un mero texto, en mi caso, de un cuento, y eso que aquí en México no pagan por un cuento como en otros países, aquí al contrario, se debe agradecer porque lo publiquen.
Allegados a mí sugieren que por qué no busco padrino, es más, me dicen que ellos conocen a personas que se mueven en los círculos culturales y que podrían "conectarme". He ahí la cuestión. Me niego a ello en algo que para mí ha sido muy vital. Me niego a buscar o a escribir a fulanito de tal para que a su vez éste recomiende mi texto en x revista, si a los veintitantos tuve chance y no lo quise hacer, tampoco lo voy a hacer ahora. El texto debe hablar por sí mismo-pero sería tonta no reconocer que en este país todo se tasa también por el gusto literario, aquello que no gusta se suele discriminar-. Aún presentándome en las oficinas de x revistas, topo con pared; hay quienes encima hasta lo quieren a uno chamaquear y es la mala leche lo que me decepciona de todo ese medio.Y si escribo correo a editoriales la cosa es peor, no contestan correos, o luego salen con lo clásico "no me llegó su correo". Juan me dice "qué suerte tienes". En fin, son gafes del oficio. Mientras tanto, escribo, y no sé qué sería de mí si algún día ya no tuviera ese impulso de escribir historias. Y como vida y escritura van a la par, es toda una incertidumbre.

2 comments:

o said...

El trabajo se abre camino por sí solo, amiga. Ya lo verás. Un Saludo; y el que no te publica, se pierde de una buna oportunidad. A fin de cuentas los que perdemos cuando un buen texto no se publica somos los lectores. El escritor ganó en el momento de escribir. Aunque comprendo tu reflexión, completamente.

Dolores Dorantes

Sandra A.Torres said...

Dolores, no sabes cuánto agradezco tus palabras. Tienes razón, el escritor ganó en el momento de escribir. No hay mayor goce que el de la escritura misma. Es cuestión de tomar un poco de aliento y no perderme en cuestiones que la rodean.Seguir concentrándome.Aprovecho para felicitarte por tu viaje a Nueva York.Saludos.

  QEPD, Paul Auster. Que no falte luz en tu camino. Mil gracias, por nutrirnos con la lectura  de tu universo narrativo. Una gran voz y conc...