Doctora, hace unos días supe por mi mamá de la triste noticia. Siendo niños, ella nos llevaba a su consultorio, allá en Independencia. Usted, aparte de profesional, era cálida en su trato, y por todo ello en estos últimos años le confié a Madame y a JC. Y también me atreví a preguntarle después de consulta cosas que tienen que ver con salud física y mental, cosas del alma, aunque suene cursi. En la última ocasión platicamos de los sueños y de la desesperación. Yo había leído algo de Kierkegaard y estaba realmente inspirada. Rebasé una línea, lo sé, le pregunté cómo había hecho usted para tolerar ciertas situaciones. Usted pudo haber cambiado el tema con justa razón, era algo que, a quien no está preparado o no hace cuentas regularmente de su vida, mueve las fibras internas no de una sacudida sino como un terremoto emocional, pero siguió adelante y me reveló algunos detalles de su camino andado y su manera de encontrar cierto sosiego a pesar de…, y la admiré todavía más. Sí, toda consulta causa honorarios, pero hay consultas que aún pagándolas sigue uno estando en deuda.
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