Wednesday, January 09, 2008

Cómo uno va registrando cosas en la vida. Y esa misma memoria que en nuestra búsqueda de aquellos momentos en que todo estuvo regularmente bien, nos niega a veces tajantemente sus dones de rescate-diríase aquí incomunicación de neuronas; y no hay que echarle la culpa a las pobres, que son las verdaderas víctimas de nuestro abandono, si no a la discriminación de elementos en la escena y el no enviar como se debe la información al cerebro(apatía, flojera, relajamiento, prejuicios, vil y dulce ignorancia más vil que dulce...), pues al no hacer uno bien su trabajo cómo rayos esperamos todavía que conecten aquéllas disparándose entre sí, si bien les faltan partes del tejido, piezas del rompecabeza-, puede guardar los menores detalles de los momentos tristes hasta la locura y de nuestros éxtasis. Todo nuestro ser elevado a la máxima potencia puede brindarnos un nítido recuerdo, eso que ni qué.

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