Bueno. Cuando algo no va a ser tuyo ni para qué forzar las cosas, y más cuando son bienes materiales. Nunca he sido de ese tipo de mujeres que ambicionan lujos, que darían su alma al diablo por poseer ciertas cosas, que codician los bienes de otros. Tengo hijos y sé muy bien que debo trabajar para dejarles un patrimonio, pero fuera de esto creo que siempre he trabajado más por los bienes culturales, esos que en apariencia no se ven, vivir con esa experiencia y crear, escribir. De tal manera que debo despabilarme y ver esa realidad material que nos golpea al rostro a cada momento. Ayer por la noche, por ejemplo, estuve inquieta por esto último, una oportunidad se me ofrecía, una oportunidad de esas que tocan a la puerta pocas veces, y lo más seguro era que le diese la espalda tras hacer toda la lucha posible. Me puse a leer las estupendas entrevistas del blog El Síndrome de Chejov y me dormí a las dos de la mañana, no con tristeza por lo de la oportunidad perdida sino verdaderamente inspirada por la experiencia de esos escritores en el arte de escribir cuentos. Sí, C., es necesario dejar pasar lo que no va a ser de uno - no sin cierto dolor-;otras cosas vendrán y ya entonces se verá