Thursday, April 19, 2007

En la tarde, caminando por Zamora, rumbo al Mercado San José, un niño como de unos once años me extendió un alcatraz, desviando totalmente el cúmulo sombrío de mis pensamientos. Le dije gracias, que no tenía dinero, pero él me dijo "se lo regalo". Este acto generoso me tomó por sorpresa que el niño nuevamente me dijo que me lo regalaba. Vestía humildemente, sus brazos cargaban otras flores, y en sus ojos había secas notas de tristeza.
Un regalo es dar algo sin recibir nada a cambio, y el gesto de desprendimiento me conmovió profundamente. Acepté el alcatraz y le dije gracias. Me quedé un rato ahí, mirando al niño bajar la cuadra, perdiéndose entre los demás peatones. Ignorante de su vida, traté de imaginar sus diversos motivos, la historia previa y posterior al momento en que me ofreció el alcatraz. Pero me quedé mejor con lo que alguna vez me contó mi papá, él decía que hay momentos en la vida que de pronto se abren a ti, donde alguien, casi siempre un desconocido, te ofrece un don inesperado, y lo importante es saber distinguirlos, y sobre todo agradecer.
Ese niño, igualmente ignorante de mi vida, tampoco sabe que este don ofrecido me llegó a través de él en el instante más preciso. Doquiera que se encuentre, no sabe de qué modo le estoy verdaderamente agradecida.

No comments:

Tomado de: La Jornada, 24 de septiembre de 2024. https://www.jornada.com.mx/2024/09/24/opinion/015a2pol   Ayotzinapa: 10 años sin verdad y ...