Asunto: Echar tijeras a un cuento que se titula La Inundación.
No sé por qué me aferré tanto tiempo en conservar su estructura, tal vez porque quise experimentar con varias voces, con varios planos; pero hace unos días vi que definitivamente tengo que cortar aquí y allá fragmentos que me dirán mucho a mí, pero que no ayudan para nada al texto. Lo importante es que siento que puede salvarse, así que me tomaré un buen tiempo en él. Tengo en mente los consejos del editor, del dictaminador, de un escritor que vive en Xalapa, de Juan, de Gloria, y de mi muy querido Cortázar, claro está, y es que el gran cronopio tiene mucha razón: para qué dar al lector pan seco.
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