Han sido días muy cálidos. Hoy me desperté a las 4 de la mañana y se me fue el sueño. A las 5 cuando ya veía que de plano no podía dormir, me puse a leer a Virginia y luego una revista de El Cuento. A las 6 pude mediodormir. A las 7 me levantó Juan. Sobra decir que a las 2 de la tarde se me acumuló el sueño. Aun así a la hora de la comida me puse a leer a Heiddeger, ahí entre las hayas. Unos chicos se deslizaban en sus tablas sobre ruedas; mientras tanto unos hombres estaban reparando los faroles. Y cada quien absorto en lo suyo. Volví al trabajo con paso lento.
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